
Habìa una vez, un muchacho que se llamaba Severino, èl adoraba investigar, buscar y mirar. Un dìa se despertò con ganas de conocer Planetas nuevos. Despuès de muchos años de preparación, con un traje de astronauta y una nave creada y armada por èl mismo.
Viajò, viajò, chocò y siguió viajando hasta que llegò a un planeta diminuto, pequeño, chiquitito. Severino comenzò a buscar algo nuevo, algo desconocido, algo…
Y después de mucho buscar encontrò a un extraño amarillo, rojo, azul con una cabeza en los pies !!
Severino se asustò pero despuès se diò cuenta que era lo que habìa encontrado..¡ un extraterreste! Èste se llamaba Xupoxtu era muy diferente a los que habìa visto en televisión y en sus libros. Ràpidamente se hicieron amigos, se pusieron hablar y se dieron cuenta que por fuera eran muy diferentes, pero por dentro muy parecidos. Luego dieron vueltas por el planeta, se despidieron. Desde ese dìa los dos tienen un “Amigo de otro Planeta.”
Viajò, viajò, chocò y siguió viajando hasta que llegò a un planeta diminuto, pequeño, chiquitito. Severino comenzò a buscar algo nuevo, algo desconocido, algo…
Y después de mucho buscar encontrò a un extraño amarillo, rojo, azul con una cabeza en los pies !!
Severino se asustò pero despuès se diò cuenta que era lo que habìa encontrado..¡ un extraterreste! Èste se llamaba Xupoxtu era muy diferente a los que habìa visto en televisión y en sus libros. Ràpidamente se hicieron amigos, se pusieron hablar y se dieron cuenta que por fuera eran muy diferentes, pero por dentro muy parecidos. Luego dieron vueltas por el planeta, se despidieron. Desde ese dìa los dos tienen un “Amigo de otro Planeta.”
Autoras imagen y texto:
Naibì Dottori
Celina Damiani
7mo grado
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